jueves, 20 de febrero de 2014

Urbanismo y destrucción

Elena González-Moral Ruiz
 
Las dos únicas obras de Lara Almarcegui que se aúnan bajo el título Por Debajo / Underneath hacen una referencia parcial al movimiento artístico del Land-Art. Parcial porque la misma artista admite que, pese a que se halla profundamente influenciada por Robert Smithson y Gordon Matta-Clark, rechaza su ocasional escala gigantesca y el formalismo estilístico del Land-Art. En esta exposición, por ello, rellena los huecos que deja esta parcialidad con otros influjos. En el caso de la primera obra, Rocas de la Isla de Spitsbergen, el Land-Art se une con la corriente conceptual, y al mismo tiempo, se aúna en esta pieza la documentación geológica con una suerte de concienciación ecológica. La depuración estilística de la pieza, compuesta simplemente mediante un texto en la pared, oculta en su simpleza un dilatado trabajo de investigación que no puede adivinarse mediante la mera contemplación de la obra.
Casa enterrada, su compañera de galería, es una pieza que consiste en un homenaje a la obra de Smithson Leñera parcialmente enterrada, efectuada en los años setenta, pero presentando una serie de variaciones que evitan que la obra sea un mero remake. En la pieza de Smithson, las máquinas arrojaban arena sobre la edificación simulando el proceso geológico natural hasta que la viga central de la leñera cedió por el peso. Almarcegui invierte el proceso, primero derriba la casa y luego, tras aplanarla con las máquinas, la entierra, buscando que no quede ningún tipo de resto material que pueda evidenciar la previa existencia del edificio. Al mismo tiempo, mientras que a Smithson le preocupaba el proceso y, en especial medida, el resultado final; Almarcegui hace hincapié en la documentación de este proceso, elaborando un video con enfoques y planos variados, dedicando una especial atención a la captura del detalle, como a la ropa desgajada que la máquina, en su apetito por la destrucción, se ha llevado por delante. El video que se presenta en la galería no es el registro de una performance, sino una película documental. Un video con un cierto componente fantasmagórico, como un archivo de la pérdida del hogar, ya que nos presenta indicios de que la casa derruida estaba habitada antes de la realización de la performance. La trayectoria profesional de la artista presenta una línea centrada en la puesta en evidencia de la arquitectura como una forma artística en decadencia, tratando de desmontar la idea de una arquitectura idealizada, idílica, “de revista”. También explora el concepto de edificio que deja de serlo tras ser demolido, especialmente durante su intervención en el pabellón español de la Bienal de Venecia del año 2013. En este discurso arquitectónico contra-urbanista, manifiesta una preferencia por las posibilidades abiertas, especialmente reflejada en sus trabajos de delimitación de descampados. En Casa Enterrada, da un paso más allá. No nos presenta la preservación de un vacío urbano, sino la creación deliberada de uno. Siguiendo el pensamiento de su admirado Smithson, “es la creación de un anti-monumento”.
Ambas obras comparten un desarrollo similar. Primero se interviene o analiza el entorno (en el caso de Rocas de la Isla de Spitsberg, se hace una extensiva investigación geológica del terreno, y en el caso de Casa Enterrada, se derriba la casa con maquinaria pesada), y después se documenta gráficamente dicha intervención o análisis. Este trabajo parece tener un carácter más científico que artístico, pero como la misma Almarcegui comentaba respecto a sus trabajos sobre descampados, “el proyecto de arte está siempre en el lugar”, en el entorno determinado escogido para la realización del proyecto.

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