Elena González-Moral Ruiz
Las
dos únicas obras de Lara Almarcegui que se aúnan bajo el título Por Debajo / Underneath hacen una
referencia parcial al movimiento artístico del Land-Art. Parcial porque la
misma artista admite que, pese a que se halla profundamente influenciada por
Robert Smithson y Gordon Matta-Clark, rechaza su ocasional escala gigantesca y
el formalismo estilístico del Land-Art. En esta exposición, por ello, rellena
los huecos que deja esta parcialidad con otros influjos. En el caso de la
primera obra, Rocas de la Isla de
Spitsbergen, el Land-Art se une con la corriente conceptual, y al mismo
tiempo, se aúna en esta pieza la documentación geológica con una suerte de concienciación
ecológica. La depuración estilística de la pieza, compuesta simplemente
mediante un texto en la pared, oculta en su simpleza un dilatado trabajo de investigación
que no puede adivinarse mediante la mera contemplación de la obra.
Casa enterrada, su compañera de galería, es una
pieza que consiste en un homenaje a la obra de Smithson Leñera parcialmente enterrada, efectuada en los años setenta, pero
presentando una serie de variaciones que evitan que la obra sea un mero remake.
En la pieza de Smithson, las máquinas arrojaban arena sobre la edificación simulando
el proceso geológico natural hasta que la viga central de la leñera cedió por
el peso. Almarcegui invierte el proceso, primero derriba la casa y luego, tras
aplanarla con las máquinas, la entierra, buscando que no quede ningún tipo de
resto material que pueda evidenciar la previa existencia del edificio. Al mismo
tiempo, mientras que a Smithson le preocupaba el proceso y, en especial medida,
el resultado final; Almarcegui hace hincapié en la documentación de este
proceso, elaborando un video con enfoques y planos variados, dedicando una
especial atención a la captura del detalle, como a la ropa desgajada que la
máquina, en su apetito por la destrucción, se ha llevado por delante. El video
que se presenta en la galería no es el registro de una performance, sino una
película documental. Un video con un cierto componente fantasmagórico, como un archivo
de la pérdida del hogar, ya que nos presenta indicios de que la casa derruida
estaba habitada antes de la realización de la performance. La trayectoria
profesional de la artista presenta una línea centrada en la puesta en evidencia
de la arquitectura como una forma artística en decadencia, tratando de desmontar
la idea de una arquitectura idealizada, idílica, “de revista”. También explora
el concepto de edificio que deja de serlo tras ser demolido, especialmente
durante su intervención en el pabellón español de la Bienal de Venecia del año
2013. En este discurso arquitectónico contra-urbanista, manifiesta una
preferencia por las posibilidades abiertas, especialmente reflejada en sus
trabajos de delimitación de descampados. En Casa
Enterrada, da un paso más allá. No nos presenta la preservación de un vacío
urbano, sino la creación deliberada de uno. Siguiendo el pensamiento de su
admirado Smithson, “es la creación de un anti-monumento”.
Ambas
obras comparten un desarrollo similar. Primero se interviene o analiza el
entorno (en el caso de Rocas de la Isla
de Spitsberg, se hace una extensiva investigación geológica del terreno, y
en el caso de Casa Enterrada, se
derriba la casa con maquinaria pesada), y después se documenta gráficamente dicha
intervención o análisis. Este trabajo parece tener un carácter más científico
que artístico, pero como la misma Almarcegui comentaba respecto a sus trabajos sobre
descampados, “el proyecto de arte está siempre en el lugar”, en el entorno
determinado escogido para la realización del proyecto.
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