La metamorfosis de la hez.
Ariel
Barile Haedo
La Galería Moisés Pérez Albeñiz,
nos abre las puertas a la exposición de
Txomin Badiola (Bilbao 1957) “Capitalismo
anal capitalism” con
llamativos carteles pegados al muro a modo collage-callejero informativo,
los cuales incitan las miradas hacia el
interior. Nos recibe a primera vista con una colocación desordenada
en la fachada de la galería, quizá para expresar su actitud cercana al
pueblo, y que mejor que mediante el uso del cartel. El formato de un cartel evoca
populismo, los carteles son canales de comunicación masivos, de tiempos de
revolución, símbolo de lucha ideológica. El título o slogan es
llamativo, mencionando “anal”
hace alusión a dos cosas: primero
nos lleva a recordar nuestra producción
menos deseada, la mierda; segundo es el órgano común entre los dos sexos, por
lo que nos unifica en parte, como el capitalismo une a hombres y mujeres. Pero
el cartel y la exposición tienen mucho en común, más de lo que a simple vista parece,
ya que por detrás del mismo, posee una serie de
citas con las que el artista argumenta
en parte el enfoque de su obra, en las que se relaciona el capitalismo, la
religión y lo excremental.
Txomin Badiola; (Bilbao 1957) uno
de los fundadores de la Asociación de Artistas Vascos (AAV), profesor, comisario y artista vasco, nos presenta la galería con obras que chocan a la vista,
conceptuales cuanto menos, obras que
se tambalean entre la pintura y la
escultura, con un punto en común: captar la idea en las formas, y el contexto
de las “palabras” por su peso en singular, y en un soporte individual para cada una de ellas. Una
curiosa interpretación de la obra como “excremento capitalista”, nos da pie a
creer que el artista se dirige a dos públicos con discursos que vienen a
concluir en un mismo punto, pero que son diferentes: Para uno la obra es
resultado de una evolución, argumentada en su pasado, muy influenciado por el arte conceptual de los años ´80, posteriormente influido
por su estrecho vinculo con Oteiza y su obra; para otros sin un conocimiento teórico-histórico completo, se percibe la exposición un poco alejada de un lenguaje
claro, lineal, hilado, mas produce un
rotundo choque destructivo de la armonía visual, quizá asemejando el capitalismo a la forma y sentido
de la obra en sí misma. Esta dualidad, es el debate abierto desde hace años por
artistas vascos desde Oteiza en torno a la cuestión del estatuto ontológico del
arte, es decir, determinar si el arte consiste en un saber o más bien –de modo
fundamental– en un hacer, esto es, en un oficio o técnica de producción.
En sí la exposición transmite el
rechazo que sienten muchos al estar metidos en el mismo sistema, el cual sabemos
que no nos llevara más que al fracaso social reiterado y aún así no lo dejamos de alimentar. A través de
manifestaciones pictóricas, escultóricas y sonoras, Txomin nos transmite su
rechazo a la cultura del dinero, la religión sin dogma que nos domina a todos,
la que define que “tanto tienes, tanto vales”. Txomin se adentra en el trasfondo teórico, pero no se aleja de
la realidad. El capitalismo anal es el capitalismo en el que vivimos, un
capitalismo excremental, que nos envuelve, nos atrapa sin darnos cuenta, y nos hace dependientes mental, social y
laboralmente. Aunque su arte conceptual es crítico
y corrosivo, no sea la manera más eficaz de llegar a todos los públicos, quizá si
es una manera de llegar a un público en
concreto. Su arte ofrece una particular
resistencia a la domesticación, en un universo dominado por las metáforas, los
mensajes y demás construcciones discursivas pretenciosas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario