jueves, 13 de febrero de 2014

La metamorfosis de la hez

La metamorfosis de la hez.

Ariel Barile Haedo

La Galería Moisés Pérez Albeñiz, nos abre las puertas a la exposición  de Txomin Badiola (Bilbao 1957) “Capitalismo anal capitalism”   con  llamativos carteles pegados al muro a modo collage-callejero informativo, los cuales  incitan las miradas hacia el interior. Nos recibe a primera vista con una colocación  desordenada  en la fachada de la galería, quizá para expresar su actitud cercana al pueblo, y que mejor que mediante el uso del  cartel. El formato de un cartel evoca populismo, los carteles son canales de comunicación masivos, de tiempos de revolución, símbolo de lucha ideológica. El título o slogan  es  llamativo, mencionando “anal”  hace alusión  a dos cosas: primero  nos lleva a recordar nuestra producción menos deseada, la mierda; segundo es el órgano común entre los dos sexos, por lo que nos unifica en parte, como el capitalismo une a hombres y mujeres. Pero el cartel y la exposición tienen mucho  en común, más de lo que a simple vista parece, ya que por detrás del mismo, posee una serie de  citas  con las que el artista argumenta en parte el enfoque de su obra, en las que se relaciona el capitalismo, la religión y lo excremental
Txomin Badiola; (Bilbao 1957) uno de los fundadores de la Asociación de Artistas Vascos (AAV),  profesor, comisario y artista vasco,  nos presenta  la galería con obras que chocan a la vista, conceptuales  cuanto menos, obras que se  tambalean entre la pintura y la escultura, con un punto en común: captar la idea en las formas, y el contexto de las “palabras” por su peso en singular, y en un  soporte individual para cada una de ellas. Una curiosa interpretación de la obra como “excremento capitalista”, nos da pie a creer que el artista se dirige a dos públicos con discursos que vienen a concluir en un mismo punto, pero que son diferentes: Para uno la obra es resultado de una evolución, argumentada en su pasado, muy influenciado por  el arte  conceptual de los años ´80, posteriormente influido por su estrecho vinculo con Oteiza y su obra; para otros sin un conocimiento  teórico-histórico completo, se percibe   la exposición un poco alejada de un lenguaje claro, lineal, hilado, mas produce  un rotundo choque destructivo de la armonía visual, quizá  asemejando el capitalismo a la forma y sentido de la obra en sí misma. Esta dualidad, es el debate abierto desde hace años por artistas vascos desde Oteiza en torno a la cuestión del estatuto ontológico del arte, es decir, determinar si el arte consiste en un saber o más bien –de modo fundamental– en un hacer, esto es, en un oficio o técnica de producción.

En sí la exposición transmite el rechazo que sienten muchos al estar metidos en el mismo sistema, el cual sabemos que no nos llevara más que al fracaso social reiterado y aún así no  lo dejamos de alimentar. A través de manifestaciones pictóricas, escultóricas y sonoras, Txomin nos transmite su rechazo a la cultura del dinero, la religión sin dogma que nos domina a todos, la que define que “tanto tienes, tanto vales”. Txomin se  adentra  en el trasfondo teórico, pero no se aleja de la realidad. El capitalismo anal es el capitalismo en el que vivimos, un capitalismo excremental, que nos envuelve, nos atrapa sin darnos cuenta, y  nos hace dependientes mental, social y laboralmente. Aunque su arte conceptual  es  crítico y corrosivo, no sea la manera más eficaz de llegar a todos los públicos, quizá si es una manera de llegar a un  público en concreto. Su arte  ofrece una particular resistencia a la domesticación, en un universo dominado por las metáforas, los mensajes y demás construcciones discursivas pretenciosas.

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