jueves, 20 de febrero de 2014

ESCOMBROS, UNA IMAGEN ARRUINADA POR LA ARQUITECTURA MONUMENTAL



Lucía Pazos

A lo largo de los últimos años nos hemos habituado a ver una proliferación de arquitecturas monumentales plenamente creativas, de la mano de arquitecticos convertidos incluso, en figuras del star system. En un momento de crisis global los arquitectos de diseño han sido dotados de poder y medios para llevar a cabo –a diestro y siniestro- cuantas obras quisieran; eso si, siempre y cuando éstas fuese lo más monumentales posible, fiel reflejo del poder y el buen hacer artístico.  De ese modo nos encontramos a día de hoy con aeropuertos de diseño desérticos o Ciudad de las Artes que se cae a trozos. Pero no importa, porque son grandes obras de arte hechas por grandes arquitectos.

Sin embargo, Lara Almarcegui (Zaragoza, 1972) dirige su mirada a la arquitectura fuera del canon, al aura de los lugares amenazados, a los descampados, a las tan “simples” piedras, reflexionando a cerca del territorio, el pasado y el origen de lo construido. “Por debajo” es el primer proyecto en solitario de la artista aragonesa en la galería Parra & Romero, en donde expone dos obras en las que se mezcla la dimensión visual con la textual, todo ello bañado por una profunda crítica social. Esta reflexión sobre “un edificio cuando deja de serlo tras ser demolido" está presente en gran parte de las obras de la artista, como puede ser Demolición enfrente de la Sala de Exposiciones (2002), Bajar al subterráneo recién excavado (2010), o la polémica obra presentada en la bienal de Venecia del pasado año.
La formación experimental, de base Minimal y Conceptual recibida en la Facultad de Bellas Artes de Cuenca y posteriormente en la escuela De Ateliers 63 de Ámsterdam han llevado a la artista a este culto a la tierra. Esta idea de la investigación sobre las formas de vida en estado puro, pone en tela de juicio su línea de trabajo, catalogado como post land art, en donde trata de evidenciando a la arquitectura como una forma artística en decadencia. Este tratamiento, de la deconstrucción del paradigma arquitectónico es también usada por artistas como Simryn Gill, Valerie Hegarty, Kristen Morgin, o Carlos Garaicoa con los que Almarcegui trabajó en “The Stumbling Present: Ruins in Contemporary Art” (Desing and Architecture Museum de Santa Bárbara).

Rocas de la isla de Spitsbergen” producida por el Public Art Norway es una reflexión sobre las transformaciones paisajísticas llevadas a cabo en la isla de Spitsbergen (Noruega) busco lugares amenazados y a punto de desaparecer, por lo que la cuestión del tiempo es fundamental” –afirma Lara-, esta cuestión de la temporalidad es la base de la segunda pieza de la muestra,  “Casa enterrada” coproducida por el Nasher Sculpture Center, en la cual se hace una video-narración sobre el carácter perecedero de las arquitecturas; tomando como referencia los buck twice holandeses y  reduciendo el edificio a su realidad más brutal y física, de ese modo la artista muestra una manera de hablar de la arquitectura que no diese pie a la mistificación que se le ha otorgado en las últimas décadas. La pieza es un re-make de la obra del gran artista del Land Art, Robert Smithson, quién como Almarcegui, narraba sus obras en películas para compartir su ideología, la cual trataba de reflejar su protesta contra el mundo industrializado y su olvido hacia la naturaleza.

Esta serie de experiencias “anti-artísticas” –así entendidas por el canon universal- se están convirtiendo en fundamentales para el ojo inconsciente, como afirma Rosalind Krauss en La Escultura en el Campo Expandido (1979). Al igual que Picasso fue capaz de transformar los desechos de la vida cotidiana en un collage cubista, hoy Almarcegui nos muestra cómo una ruina física  y simbólica, lo “despreciado” de la arquitectura, puede llegar a evidenciar el deterioro de arquitectura como una forma artística en decadencia.

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