Los enclaustrados
2014
Ana Lilia Marín López
Nacido en Gijón, Asturias, en 1972,
Sala es artista, comisario (Colectivo Curatorial Comission) y editor (revista
Sublime). Desde 2001 ha participado en múltiples exposiciones individuales y
colectivas. Su trayectoria da cuenta de la coherencia y continuidad de su
trabajo, por ejemplo, en mayo de 2012 presentó, en el Museo del Mármol en
Carrara, su obra “Distopia: Right Now” dónde abordó la represión de revueltas
contra el sistema político, económico y social.
Menos de dos años después nos
presenta su trabajo “Locked-in Syndrome” en la galería Ponce+Robles en la
emergente zona cultural que rodea al Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía,
el cual nos obliga a voltear la mirada a un tiempo sin tiempo (nuestro tiempo)
porque no recuerdo ya cuándo fue o si
todos los días hay una revuelta intempestiva, escandalosa ante un
público sordo o simplemente automatizado y que ha perdido las claves para
interpretar la realidad.
¿Cuál realidad? La que es
presentada a través de la mirada del artista que contempla, reflexiona y
reacciona a través de su obra ante la violencia del levantamiento social y el
ojo enclaustrado del individuo moderno. Fiel a su estilo Sala nos presenta una
exposición llena del contexto actual que muestra el agotamiento del sistema
capitalista, una espiral en la que seguimos dando vueltas y ¿resistiendo?
El titulo de la exposición viene
muy bien al hacer referencia a lo que en español se traduce como el síndrome de
enclaustramiento, estado en el que parece estar la sociedad, el individuo,
nosotros como público ante el caos, enclaustrados en una mente “consciente”,
pero incapaz de comunicarse, de moverse y accionar. Y es que vivimos sin vivir,
en un mundo lleno de tecnología, de avances científicos, donde la esperanza de
vida es más grande de lo que muchos hubieran imaginado y sin embargo nos
comunicamos efectivamente menos. Síndrome que si bien es tratado como tema
artístico ya en obras literarias como cinematográficas mostrándonos el drama
del personaje, en Sala se presenta el drama colectivo.
“El arte no puede cambiar el
mundo, pero si algunas cosas”[1]
(en su afán por auto convencerse y convencernos) dice y nos muestra la Declaración
Universal de los Derechos Humanos, la Arqueología de la revuelta, los
enmascarados, los títeres, la quema de las banderas por los manifestantes, los
rebeldes, los que protestan…y todas estas piezas de arte contemporáneo nos re-orientan
y nos gritan para echar un vistazo a lo que está ahí, lo que pasa, lo que en un
tiempo más pasará a la memoria histórica para bien o para mal y con ello nos
invita a adoptar una posición ante dicha realidad.
Las formas que elige para
expresar y comunicar son el video, la instalación, el dibujo, la escultura, la
pintura, la fotografía y sus neones que se están convirtiendo en un clásico de
su obra y que aluden claramente a la influencia de Bruce Nauman. La obra nos alude
con el contenido simbólico de lo velado en la sociedad española (sin que tengan
la exclusividad), del doble discurso o la doble moral y sentencia Larvatus Prodeo. Como en otras ocasiones
usa la palabra escrita como objeto de arte visual, recurriendo frecuentemente al
latín para a partir de su universalidad interrogarnos Cui Prodest? Quizá sea en la respuesta más que en la pregunta a
dónde el público debería apuntar para intentar discernir si se está en
presencia de alguna de esas cosas que el arte puede cambiar.
El artista español y su obra no
dejan de estar bajo el influjo de las tendencias contemporáneas de cuestionar
el orden ( o mejor dicho el desorden) político, económico y social, y coincide
con la mirada de otros artistas que
exponen actualmente como él sus obras en las galerías del Madrid de hoy, sin
embargo, su trabajo se realiza desde una
perspectiva de testigo político, estudioso de su pasado en el afán de entender
su presente y con una actitud de arengar al público a que eche un vistazo al
aquí y ahora.
El artista ha lanzado un
proyectil a los enclaustrados, es decir, a esta parte de la sociedad que no es
capaz por si misma de discernir y accionar para salir de la espiral de
violencia, pobreza y desigualdad en el que seguimos dando vueltas. Esperamos
que este proyectil encuentre un blanco que aporte soluciones creativas que
permita salir de esta vorágine. Somos nosotros los responsables de nuestro
destino.
[1] El
Cultural, 2014. Avelino Sala por Fernando Díaz de Quijano en: http://www.elcultural.es/noticias/BUENOS_DIAS/5850/Avelino_Sala
consultado el 5 de febrero 2014.
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