UNA INVITACIÓN A LA REFLEXIÓN.
Andrea Martínez Orejana
Partiendo de las
contradicciones que podemos apreciar entre el pensamiento de Avelino con
respecto al sistema del mercado del arte, al que él mismo pertenece, nos
encontramos frente a un trabajo muy conectado con la actualidad política y social
que estamos padeciendo en estos momentos. El título que da nombre a esta
exposición “Locked-in Syndrome” nos remite a un término utilizado en medicina,
relacionado con las patologías mentales. Alude a un estado en el que el
paciente está alerta y despierto pero éste no puede moverse o comunicarse
debido a una completa parálisis de casi todos los músculos excepto en los ojos.
Parece que esta definición le viene perfecta a Avelino para ajustarla a la
situación en la que se encuentra el ciudadano en estos momentos ante la
incapacidad de reaccionar a todos los cambios políticos, sociales y económicos
que estamos viviendo en nuestra época.
El interés del
artista por lo que podemos comprobar a través de esta exposición y otras que ha
hecho, es el de crear un arte crítico y comprometido con la sociedad, haciendo
reflexionar al espectador sobre todo lo que está sucediendo a su alrededor y
tomar conciencia de ello. La exposición de la que hemos podido disfrutar con la
presencia del propio artista “in situ” es una continuación de la que hizo hace
dos años sobre la barricada cultural denominada “Block House”. La idea de la
ocultación es un tema que está muy presente en esta obra. Podemos verlo a
través de la capa de Esquilache, que nos remite a un episodio histórico que
tuvo lugar en Madrid. Por otro lado, la forma de colocar la capa colgada del
techo con una cuerda, es un aspecto interesante de resaltar ya que el artista
con ello lo que intenta comunicar es la cuestión sobre la manipulación que
podemos extrapolarla de nuevo a nuestro presente. Además de la frase latina que
lleva en la espalda, “Lavartus Prodeo”, avanzo ocultándome, incidiendo en esa
idea de la que hablaba anteriormente y que también podemos ver a través del
video donde se refleja el proceso de escribir con un punzón, a modo de chuleta
y de forma clandestina en los bolígrafos bic, la Declaración de los Derechos
Perdidos (Humanos).
Al mismo tiempo,
Avelino realiza en esta muestra, una exploración de todas las disciplinas:
video, instalación, fotografía, escultura o dibujo. Recurre al concepto de ready-made duchampiano, demostrando lo
fácil que resulta dar a un objeto un valor simbólico, convirtiéndolo en una
pieza. Recoge la herencia del arte conceptual y el minimal y utiliza el neón
con la frase “Cui Prodest?” como comunicación visual. Vemos que el artista usa
la lengua madre como recurso para insistir en la idea de que hay que conocer el
pasado para poder comprender el presente y revisar así la historia. Aunque
también es una pregunta con un interés político, ¿quién se beneficia de todo
esto? La vinculación con las protestas callejeras no solo se muestra en este trabajo
sino en otros anteriores. Con el nombre “Arqueología de las revueltas” reúne en
dos vitrinas una serie de pedruscos que ha ido recogiendo de las
manifestaciones en varias ciudades donde se originaron los movimientos
sociales. No es ni el primero ni el último en introducir este elemento pues
Joaquín Segura también juega con esta idea en “Estado de excepción”. La
exposición “Lock-in Syndrome” con un fondo arqueológico historicista
significativo y con un componente crítico político alto, pone de manifiesto las
problemáticas del momento. También nos da una visión acerca de la protesta, la
indignación, y para ello Avelino utiliza su mejor arma para expresarse: el
arte, pero un arte que conecte con la sociedad como medio de comunicación y que
al mismo tiempo sirva como acto de resistencia.
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