Irene Gándara Ruiz.
El artista Txomin Badiola nos
habla en su última propuesta artística de la idea de estado lubricado que nos
vende el sistema capitalista. En vez de darnos lo excepcional, Arte-Ciencia-Política,
no atiborran de paliativos, Cultura-Técnica-Gestión. Que en realidad
contradicen lo que se supone que representan.
Txomin en esta instalación retoma
el tema de Capitalismo Anal, pero esta vez, como centro de la obra, introduciéndolo
directamente en el cartel enunciativo de esta y más aún, en esta exposición
teniendo en cuenta el cambio de galería y la nueva propuesta de esta al artista
de usar como un soporte más la fachada para su obra. Badiola reproduce en ella un telón de un
teatro sobre el que superpone carteles llamativos en donde aparece escrito: “Capitalismo-Anal-Capitalism”. Chocante, ya que al ver esto uno se espera
antes de entrar, que dentro de la galería se va encontrar con una especie de
muestra de objetos raros y escatológicos, típica de cualquier circo deambulante.
Sin embargo, al abrir la puerta chocas
con la realidad y con lienzos híbridos entre escultura y pintura constructivista,
que combinan una estética del expresionismo abstracto norteamericano, con un
conceptualismo y con la idea de una extraña relación que existe entre el
capitalismo, la religión y lo excremental para Badiola.
Badiola recita de Jean Luc Godard:
“No busco comunicar algo, busco comunicar con alguien.” Y en este sentido, si
se le echa un vistazo rápido y simplista a su obra, realmente no te quedas más
que con objetos de acero combinados con fotografías, frases y un audio en el que
sólo se escuchan voces recitar. Pero tras lo material, existe mucho más, el
mensaje de un artista que tiene como objetivo el extrañar al espectador para
despertar en él un nuevo conocimiento de algo ya conocido. Eso sí, él insiste
en que las obras no son una materialización de la respuesta a las cuestiones
que expone, si no, una nebulosa en la que en realidad es el propio espectador
el que decide el significado.
Retomando el tema de la visión
escatológica del capitalismo y su relación con el arte actual, para Txomin es
una farsa, un entretenimiento de masas y juguete de consumo para las clases
adineradas, en donde el valor es proporcional en la medida del ascenso de este dentro
de la cadena de consumo. De esto, el título que he escogido, parafraseando a
Txomin: “Como la zanahoria que se pone delante del caballo para que se mueva”,
es decir, el arte de consumo como participe de este proceso de defecación de la
sociedad.
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