miércoles, 19 de febrero de 2014

El punto de partida es el lugar.

Carlota Pérez-Jofre

“El punto de partida es el lugar” es una de las sentencias que definen el trabajo de Lara Almarcegui, artista de Zaragoza nacida en 1972 que actualmente vive y trabaja en Rotterdam. Son estos dos países, España y Bélgica los que han acogido gran parte de su producción artística, intrínsicamente ligada al estudio del espacio que la rodea. Acción, proceso y estudio determinan sus etapas de trabajo habitual, que enfocan la ciudad y alrededores desde una perspectiva conceptual y analítica.

Su trabajo encuentra sus fuentes en las acciones artísticas que se desarrollaban en los años 70, siendo el happening su esencia. La tendencia contemporánea a sus comienzos es totalmente rechazada por su obra y pensamiento, la adoración y enaltecimiento del objeto artístico propia de los años 80, es criticada y despreciada por la artista que prefiere basarse en el naturalismo para su producción. Rechaza también el trabajo de taller, la despersonalización de las obras producidas en serie, bajo una especie de sistema de orden-pedido lo cual las separa de su propia alma y significado.
El trabajo de Lara es el proceso propio de sus estudios, es un devenir inmanente en su vida que se fundamenta en la interacción con el lugar, con el que comulga y conoce a fondo a través de sus estudios produciendo a través de él.

Otro punto de partida en su planteamiento es la crítica al Star System de la arquitectura contemporánea o inmediatamente precedente a nuestros días, como ya haría Matta Clark en su revista Avalancha. No busca construcciones magníficas ni esculturas habitables sino un trabajo con la naturaleza, sin ocuparla. Con este mismo esquema, rechaza la corriente del Land Art que consiste en dejar una inmensa huella o marca en la naturaleza, y aunque se vincula su trabajo con la corriente postmoderna del mismo (post land art) su acción habitualmente es sutil y delicada. Preservar algún elemento ya existente como en su trabajo a orillas del río Ebro o sus intervenciones para mantener los jardines interiores de las casas de Rotterdam.
Este elemento de libre albedrío de la naturaleza sin intervención humana es desarrollado por otros artistas contemporáneos a Lara, The right to be lazy obra realizada por John Knight en 2009 en el museo de arte contemporáneo de Berlín, seguía el mismo planteamiento en un pequeño jardín circular de los alrededores del museo, el cual permanece salvaje e intocable desde ese momento.

El tiempo tiene un papel fundamental en su trabajo, sus objetos de estudio tienen un antes y un después en sus intervenciones, la monumentalización de las ruinas como sucede con las montañas de escombros que llegaron en su día al Pabellón de Venecia, o los edificios demolidos que intenta mantener intactos como obra de arte en sí son algunos de los ejemplos de las relaciones entre lugar, tiempo y sujeto que establece. Aborda las ciudades como objeto de estudio, pero desde sus márgenes casi como si encontrara una serie de restos arqueológicos actuales, tendencia muy a la moda en esta etapa artística donde el futuro distópico de nuestra sociedad parece jugar y mirar sobre nuestro presente como si ya fuera un pasado perdido. Igual que hace Daniel Ashram en su obra, calcinando figuras humana o recreando en forma de esculturas falsas reliquias de elementos que hoy en día aún están en uso.

Intervenir o no es una dicotomía en su trabajo, muchas de sus intervenciones como los levantamientos de suelos, en la Secesión de Venecia y en otras salas expositivas tienen ese caracter performativo documental que es tan típico de su obra. Llegando a extremos en los que el público llega tarde a la performance y nunca puede presenciar el happening ya que se ha realizado antes del propio opening.
El trabajo de Lara reivindica la no finalidad, tiene una alta carga poética y es difícil habituarse a él y comprenderlo hasta que te sumerges en el mismo.  El Video producido por el Nasher Sculpture Center de Dallas, “Casa enterrada” llega a ser desagradable y crudo cuando comprendes su obra. La frialdad con la que esta editado, sin apenas presencia humana, te traslada a la pura esencia de las atrocidades que hemos cometido con la naturaleza, perfectamente ejemplificadas en esta brutal acción con los escombros.
Referencias a la excavadora de Hitchcock en los campos de concentración o a la metáfora de la glaciación y los sedimentos de Robert Smithson son de fácil asociación con esta pieza, producida en exclusiva para Parra & Romero en 2013.

En sus estudios geológicos, en este caso las zona virgen no estudiada de Spitsbergen, el formato expositivo busca jugar con la percepción del espectador, simulando simpleza y claridad y ocultando el inmenso trabajo de fondo que estos estudios esconden. Underneath es una pauta irrefutable de su obra, que comienza con la fosa que Lara excava tras la muerte de su hermano, de forma simbólica, donde busca encontrar que hay por debajo, pero no en el sentido físico como cuando organizaba visitas guiadas al parking de la Calle Velazquez de Madrid mientras estaba en su proceso de construcción, sino en un plano conceptual y profundo, busca en las entrañas del ser y en su significado.


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