Actualmente, nos encontramos en
un momento de la historia en la que el mundo se rige por el capitalismo, y este
va unido a la propiedad privada y al consumo. Nos movemos en base al dinero y
los intereses materiales. El capitalismo surge en la sociedad al perseguir un incentivo que mejorase las expectativas
de las gentes. Este es consecuencia del primitivo instinto humano hacia el
intercambio, que desde el siglo XIX pasó a ser una fuerza arrolladora en las
sociedades más avanzadas y fue desplazando a cualquier otra organización
productiva anterior. Pronto el nuevo sistema capitalista mostró excesos en su
aplicación que generaron la crítica integral al mismo o, en todo caso, el
reformismo de su evolución. A pesar de todo, contenía tales eficiencias en su
funcionamiento. Hoy
en día, en nuestra sociedad capitalista evolucionada a través del desarrollo de
la sociedad de la información y del proceso de globalización, cualquier cosa es
implemente mercancía. Nos queda claro que para la humanidad siguen siendo relevantes y
constitutivos de su propio existir, de la realización de su experiencia, los
anhelos de verdad, belleza, muerte o justicia, entre otros. Pero estos grandes
paradigmas se miden a través de su valor como mercancía de consumo. Sin
embargo, nosotros vivimos en este sistema de manera “normal”. Pero por otra parte, nos arriesgamos
constantemente a querer alcanzar aquellos anhelos. En ocasiones, el anhelo
alcanzado nos parece satisfactorio, en otras, aceptamos que es inalcanzable.
Esta historia personal se construye, inevitablemente, en un contexto en el que
todo es mercancía y tiene un valor.
Cristina Lucas en su exposición “Es capital” nos quiere
transmitir la idea de que todo lo que existe se puede perfectamente
comercializar. Uno de los temas en los que reflexiona es en el término
“Plusvalía”. En la
doctrina marxista, se refiere a la diferencia entre el salario del trabajador y
el valor de los bienes producidos. Es la plusvalía lo que constituye parte del
beneficio del empresario. Es bastante irónico que reflexione sobre esto en la
pieza titulada con el mismo nombre, pues en ella se presenta el coste actual
del manuscrito de Marx El Capital del
siglo XIX. Así pues, una obra en la que se explicaba la sociedad moderna como
una crítica de la economía política, ahora es comercializada por un gran valor.
Así pues, tenemos que cualquier cosa, independientemente de donde provenga,
puede comercializarse, puede ponerse precio con el fin de beneficiar
económicamente a unos cuantos. Además, todo este consumismo ha llevado a poner
en duda la relación entre los conceptos filosóficos y las empresas que los
comercializan, así como su actividad comercial. La artista hace una búsqueda
con el fin de comprender la relación
existente entre los conceptos filosóficos con los que comercian las empresas y
su actividad comercial, como por ejemplo qué significa muerte para una empresa
funeraria o qué es la belleza para una clínica de cirugía estética. A la vez,
profundiza en una de las principales paradojas del sistema capitalista como es
la escasez de recursos y la incapacidad de nuestro planeta para generar riqueza
suficiente, aunque todos sus habitantes aspiran a un modelo de vida basado en
el consumo ilimitado de bienes y servicios.
En
definitiva, se trata de una exposición que utiliza los trabajos de Cristina
Lucas para desmembrar el sistema capitalista. Utiliza todo tipo de artefactos,
como proyecciones de vídeos, fotografías en cajas de luz o trabajos en papel.
Se trata de una visión diferente del capitalismo, que nos hace pensar en las
contradicciones de este y en cómo vemos este sistema y de qué forma lo vivimos.
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