Lucía Weinrichter Roncero
El arte contemporáneo desde las
vanguardias está fundamentado en la crítica de una situación o de un hecho; las
vanguardias históricas expresaban el malestar provocado por la guerra y el arte actual no ha perdido ese sentido de criticar
las injusticias del mundo. La labor del artista es mostrar esa visión de lo que
vivimos pero desde una perspectiva distinta. Por tanto, en la actualidad el
arte es por definición, arte político, es un arte de la reivindicación, la
revolución, la revuelta y la manifestación. Un artista que se ha interesado
especialmente en este último concepto es Avelino Sala (Gijón, 1972), artista,
comisario y escritor, muestra este interés en las manifestaciones en la
exposición “Locked in Syndrome” presentada en la Galería Ponce+Robles. En la
muestra a través de diversas disciplinas como el video, la instalación, la
fotografía, la escultura y el dibujo nos ofrece una reflexión en clave
nostálgica sobre la pervivencia de un pasado revolucionario en la memoria
colectiva del presente. Con esta exposición Sala hace una crítica a las autoridades
como en una manifestación: curiosamente usamos la misma palabra para
manifestación como protesta por parte de la población y para las creaciones de
arte, manifestación artística. La
diferencia es que el artista, por suerte, no va a pasar la noche en el
calabozo.
En la muestra todos los elementos
establecen un dialogo entre sí. En primer lugar vemos una capa española colgando
de una soga y frente a ella todos los demás elementos. La capa aparece como
metáfora de la autoridad y el resto de elementos luchan o se resisten contra
esa entidad. La primera obra que se opone a esa capa es la instalación de la
Arqueología de la Revuelta. Para esta obra Sala se dedicó a recoger piedras
lanzadas en las manifestaciones y revueltas políticas producidas a partir de
2010 en diversas partes del mundo. Esta instalación con carácter de ready-made,
presenta estos pedacitos de Historia con toda la parafernalia museística. Para
exponerlas, Sala crea una urna a medida, con una obsesión fetichista sobre la que
coloca estas piedras sobre terciopelo con su cartela correspondiente. Es una
suerte de homenaje a todas las personas que participaron en esas manifestaciones,
partiendo de Egipto con la primavera árabe, como punto de partida que dio
arranque a las oleadas de protestas que se han extendido por todo el mundo: España
con el movimiento de los indignados del 15-M, EEUU con el movimiento Ocupy Wall
Street o Grecia con los Aganaktismenoi… El sujeto que participa en la manifestación también
sirve de inspiración para Sala, uno de ellos es retratado y se muestra en la exposición. Sobre estas personas
se pregunta en otra obra Cui Prodest?, del latín, ¿Quién se beneficia? Estas
letras de neón clavadas en la pared (obra que hereda un método popularizado por
el artista Bruce Nauman) actúan como llamada de atención. Para darle mayor énfasis
Sala recurre al latín poniendo de manifiesto una vez más la importancia de
tener presente el pasado (latín, como lengua muerta por excelencia) para
entender la actualidad.
La época en la que vivimos es de
malestar generalizado, y el malestar lleva a la protesta, y si protestamos es
porque en mayor o menor medida no se están respetando los derechos humanos, esa
vida digna que se reclamaba en 1948 en la Asamblea de Naciones de París. Esos
derechos humanos que en algún momento se nos explicaron en clase de Historia, que
estudiamos para el examen y después, probablemente, hemos olvidado, son
reproducidos por Sala en la obra de los bolígrafos Bic. Los treinta artículos son
plasmados meticulosamente en treinta bolígrafos y se acompañan por una
instalación en video que muestra en bucle el proceso de creación de la obra. Esa idea de
reiteración del video pone de manifiesto como los derechos humanos deben estar
presentes en todo momento, la importancia de conocer el pasado, reescribirlo y
aplicarlo a la actualidad. Los derechos humanos deberían de estar presentes y
asimilados en nuestra vida diaria sin embargo se quebrantan a todas horas y en
todas partes. Esta obra cierra la exposición y permite que todos los elementos
tengan sentido, los elementos de protesta por los derechos humanos frente a la
autoridad, que era esa capa castellana.
El titulo, Locked in Syndrome, es un término que surge de Freud. Se refiere al
individuo que sufre de una condición en la que es consciente pero no es capaz
de moverse ni de hablar. Con este título Sala hace una crítica ácida a aquellos
individuos que ante injusticias o situaciones como la crisis adoptan
la posición del inmovilismo y pasividad, pero defenderse detrás de una barricada no
es suficiente. El arte político permite romper esas barreras y abrir nuevas
perspectivas, la pregunta es si ese arte está destinado a llegar al museo o no.
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