jueves, 13 de febrero de 2014

EconomizARTE

Yolanda González Núñez

Si hay algo imprescindible para el desarrollo y progreso en la sociedad es la necesidad de reflexión y autocrítica. Las sociedades occidentales deben su identidad, en gran parte, al sistema económico que las rige, el capitalismo. Éste y el hombre occidental son dos realidades que caminan de la mano.

¿Qué implica el sistema capitalista en el desarrollo de la actual sociedad? Para analizar este fenómeno se debe indagar en los motivos por los que el mercado se rige de una manera estructurada. Entre sus bases destacan una serie de principios jerarquizados por multinacionales que controlan de forma directa el desarrollo del mercado. Consecuentemente, la explotación de recursos y servicios condiciona a los sectores minoritarios. La desventaja de este modelo económico es que pueden dar lugar a estrategias comerciales poco éticas destinadas a aumentar el consumo. Un ejemplo de ello es el fenómeno denominado “obsolescencia programada”, donde el fabricante limita la vida útil de sus productos con el fin de favorecer su reposición. De este modo se logra presentar una cuota de mercado constante y permanente, asegurando siempre su propio beneficio.


Sin embargo lo verdaderamente preocupante es la actitud desarrollada por el ciudadano occidental, al margen de las estrategias empresariales. El ciudadano se ve incitado al consumismo influenciado por el marketing, creando una necesidad inexistente que pasa a ser imprescindible. Es ahora, en el momento en que la economía pasa momentos difíciles cuando la sociedad comienza a ser consciente y crítica en lo que a consumo se refiere. Esto da lugar a una priorización de productos y servicios que inducen a una fractura en el mercado. Sectores como la cultura y el arte sufren su repercusión, y sin pasarlo por alto, algunos creadores asumen este tema en sus proyectos.


Txomin Badiola es uno de esos artistas que, lejos de evitar temas incómodos y abiertos a crítica, hace de ellos su principal discurso. La Galería Moisés Pérez de Albéniz, a la que está asociado, presenta actualmente su última producción Capitalismo Anal Capitalism. La materialidad de las obras se basa, principalmente, en chapas de acero coloreadas y dispuestas sobre las paredes al modo tradicional. Sin embargo, el factor destacado viene dado por el juego creado a través de los volúmenes y el lenguaje, dando lugar a un significado desconcertante. Toma valor cada obra más allá de lo estético, con tendencia a la desfragmentación, estableciendo un paralelismo con la actual situación que vive el arte y el sistema. Este cúmulo de ideas se materializa en la obra Entelequia, término en torno al que gira la paradoja de lo real y lo irreal. Txomin ha hecho del juego con el lenguaje otro recurso de creación para su obra Primer Proforma, presentada en el 2010. Variando entre lo veraz y lo supuesto, experimentó a través de dos textos base la deformación que podían sufrir al ser sometidos a la variación del idioma, mutando el significado final.


Pese a todo lo dicho, es paradójico observar que este discurso nace desde el propio contexto capitalista. Y aunque se critica públicamente, no se toma conciencia real y aplicada a la vida cotidiana. Siguiendo las palabras del máximo representante del budismo, el Dalai Lama, se debería tener presente: “Lo que más me sorprende del hombre occidental es que pierden la salud para después ganar dinero, después pierden dinero para ganar salud. Y por pensar ansiosamente en el futuro no disfrutan el presente, por lo que no viven ni el presente ni el futuro. Y viven como si no tuviesen que morir nunca, y mueren como si nunca hubieran vivido”.

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