Empuj(arte) a tomar parte.
Ángela Gutiérrez Palancarejo
Aún en los tiempos que corren sigue
existiendo el debate sobre si el arte debe ser algo estéticamente bello y se
debe crear para producir simplemente placer estético, o si debe ir más allá y
ser un arma política, un generador de conciencias, algo que empuje a las
personas a reflexionar sobre distintos aspectos de la vida. Como bien se puede
apreciar al contemplar la exposición Locked-in
Syndrome, y haciendo un recorrido a lo largo de toda su carrera y
producción artística, Avelino Sala es uno de los que afirman que el arte debe
servir para algo y que si bien es cierto que no puede cambiar el mundo, puede
provocar pequeños cambios en la mentalidad de cada persona que contribuyan a
mejorar las cosas y que generen conciencia socio-política.
Con esta pequeña pero intensa
exposición, usando diversos medios y materiales, tales como vídeo, dibujo, fotografía,
escultura, neones y hasta material textil, Sala quiere hacernos pensar sobre la
penosa situación que se vive actualmente en nuestro país (la misma que otros
muchos sufren). Corrupción, represión, censura, protestas y aletargamiento
social son los temas que preocupan al artista y que se reflejan en sus piezas
expuestas.
En vez de caer en “lo de siempre”
y hacer una mera crítica a la situación socio-política actual como muchos otros
artistas hacen, el artista recrimina al espectador y a la sociedad su
anestesia, su “síndrome de enclaustramiento” ante lo que sucede. No podemos
quedarnos quietos ante las injusticias sociales y ante el robo de nuestros
derechos básicos como ciudadanos de un país que se presupone “democrático”,
porque pese a las continuas manifestaciones que se suceden en todas partes de
la geografía española, la mayor parte de la población sigue adormecida ante lo
que sucede y no toma parte en la lucha contra el poder opresor.
El artista comenta con su capa
española Larvatus Prodeo colgada como
si de una marioneta se tratara, la ocultación, la pérdida de libertades y la
manipulación mediática. En su Arqueología
de la revuelta, con piedras recogidas en distintas manifestaciones
políticas de distintos lugares, ensalza
la necesidad de protestar, poniendo simples piedras como obras de arte,
dentro de vitrinas ex profeso y convertidas en algo valioso, realizando a la
vez una cronología de las protestas. Pero la interesante pieza de vídeo y
escultura sobre los Derechos Humanos es la que sin duda capta más la atención
del visitante, ya que a los bolígrafos Bic colocados en fila a modo de
escultura en la pared, le acompaña un vídeo donde se muestra el proceso. Estos
bolígrafos llevan inscritos los artículos de la Declaración de los Derechos
Humanos con un compás. Como si de un estudiante haciendo chuletas se tratara, el
artista raya con un compás los bolígrafos dejando en ellos la mencionada
Declaración, aquella que siempre es ignorada en nuestra sociedad. El ruido
chirriante del proceso envuelve la sala, llegando a resultar molesto para el
espectador, empujándole, aunque se resista, a pensar y tomar parte.
Pese a las buenas intenciones del
artista, la exposición carece de cartelas que den al espectador una mínima idea
sobre lo que está mirando y asimismo las obras pueden resultar algo confusas
para el espectador, de modo que el mensaje y el objetivo de Sala pueden
perderse entre la confusión del visitante que observa sus obras, y no cumplir
con el objetivo de su arte. No obstante es una exposición muy coherente con la
trayectoria artística de Sala y con su ideario, además de muy acorde con la
idea principal de la exposición y con su título, haciendo de ella un conjunto
tan equilibrado como interesante.
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