viernes, 28 de febrero de 2014

¿Todo vale? por Sonia Martín Fernández

Siglo XXI; actualidad; contemporaneidad; presente... Podemos darle el nombre que prefiramos, pero, para todos representa una nueva era; una era en la cual nos encontramos descubriendo los acontecimientos que se suceden y los cuales definirán al hombre del presente y del futuro cercano; una época de cambios globales que afectan tanto a sociedades como a individuos de a pie. En este transcurrir temporal todos los preceptos que hasta entonces teníamos y manejábamos con cotidianidad se están trasformando y siendo sustituidos por otros.

Este es el caso de la moralidad, entendido como  "grado de adecuación de los actos de una persona con sus creencias, su conciencia o sus principios". Los principios morales están cambiando tanto en cuando cambia la importancia que le damos a las cosas y el valor que para nosotros tienen en el mercado. Esto es la sociedad capitalista: la búsqueda del beneficio cueste lo que cueste y a costa de lo que sea; un "todo vale" con tal de enriquecerse.

Esto es lo que ha sabido trasmitir Cristina Lucas en su obra Es Capital, donde tras un recorrido en el que se mezcla la fotografía, el vídeo y el documental se nos muestran las claves del capitalismo y sus consecuencias en la sociedad actual, comenzando por el cambio de moralidad, en el que influye directamente.

Ya en 1867, Marx publicó el primero de los tomos de la    que sería una trilogía, Das Kapital, en la cual el propio autor considera que el capital domina y condiciona el funcionamiento de la sociedad moderna. Esto se refleja nada más entrar en la galería con la sucesión de imágenes que muestran a, lo que parecen ser, miembros de una misma familia retratados con accesorios o elementos que hoy consideraríamos de lujo y que el propio capitalismo nos insta a adquirir como reclamo para una vida mejor, acomodada y, por ello, más feliz. Objetos como ropa de lujo, coches de lujo, casas de lujo, actividades de lujo se venden ante nuestros ojos, cagándonos por su aspecto y lo que parece que van a aportar a nuestras vidas si conseguimos poseerlas. De hecho, es irónico como una obra símbolo de la crítica a la dominación entre clases y el poder del dinero se ha convertido con el tiempo en uno de esos objetos de lujo por los que se pagarían miles de euros para ser guardado como paño en oro, solo por el hecho de ser considerado algo útil para adquirir un prestigio con su adquisición.

¿Hasta qué punto podemos comerciar con absolutamente todo para sacar beneficio de ello? Ya no solo por el hecho de que una obra crítica se convierta en un objeto de mercado o porque se nos pretendan vender una serie de objetos como necesarios para nuestra vida; sino que debemos replantearnos hasta qué punto está cambiando la mentalidad, la ética y la moralidad en nuestra sociedad, en la cual llegamos a ver como algo lícito el comerciar no solo con objetos, sino también con sentimientos y emociones.

La exposición termina con una serie de vídeos en las que diversos especialistas hablan sobre lo que para ellos son: la muerte, la verdad, el dolor, la justicia o el miedo y como se comercia con ellas. Hemos llegado a un punto en el que emociones tan innatas del ser humano se han convertido en una mera moneda de cambio, en algo con valor de lo que algunos pueden sacar partido a costa de los problemas de sus semejantes. Ni que decir cabe, que si ha llegado un punto en el que se comercia con sentimientos, nos encontramos en un momento en el que el ser humano puede ser tan manipulable como se desee; algo que no nos es difícil de comprobar, tanto en cuanto, vivimos regidos por ejemplo, por un canon de belleza que cambia continuamente y nos maneja como marionetas en beneficio de los profesionales que trabajan en el sector.

Ante el impacto causado por la exposición, y sobre todo esta ultima parte, me gustaría terminar con una pregunta abierta: ¿dónde está el límite del "todo vale"?


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