Irene Gándara Ruiz
¿Qué relación podría existir
entre números, tipos de rocas, una máquina demoledora y las ruinas de una casa?
Esta es la pregunta que Lara Almarcegui quiere que te cuestiones al ver su
última exposición individual, titulada Por
debajo | Underneath. La conforma una pared en donde vienen descritas una
serie de números que representan las cantidades de diversos tipos de rocas en
la Isla de Spitsbergen y un vídeo a gran escala que reproduce sin cesar la
demolición y el arrastre de escombros de una casa de un barrio en Dallas.
Es con estos dos proyectos dispares
en su composición, con los que Almarcegui juega con el tema del tiempo y con él,
la destrucción que con su paso arrastra. El tiempo, como algo que todo lo
cambia y transforma, dejando rastros geológicos en un caso o un montón de
escombros de algo que en su día fue de utilidad, querido o deseado.
Llegados a este punto en el que
visualizas el pasado, presente y futuro como algo amorfo y efímero y al mismo
tiempo agresivo. Y es ahí, cuando te planteas tu vida clasificada en una serie de
números en negro sobre una pared blanca, que recuenta días, horas, fechas de
momentos significativos, algunos serán “desconocidos”, es decir lagunas creadas
por la embriaguez de la rutina, para dar lugar a un total de experiencias que
acaban por condicionarte.
Por otro lado, Almarcegui retoma
el discurso artístico sobre el espacio urbano, cotidiano, con un trabajo
documental que reproduce la destrucción de una creación humana, con las mismas
manos del hombre que en un día la levantó. Y así una y otra vez, ya que el
vídeo no da tregua a descansos, igual que la voracidad del hombre. El vídeo es
un testimonio del frenético cambio urbano que vivimos día a día y al que nos
hemos adaptado. Aun así, Almarcegui te propone el abrir los ojos y fijarte en
las ruinas y escombros que deja a su paso.
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