miércoles, 19 de febrero de 2014

Un descampado en la galería
Ángela Gutiérrez Palancarejo

Al contemplar la exposición de la artista Lara Almarcegui, Por Debajo, en la galería Parra & Romero (si es que uno logra encontrar la galería, escondida dentro de un portal, pasando un patio, con un mínimo letrero y sin carteles que la anuncien), el espectador queda sorprendido, pues cuando ve la pieza de vídeo, Casa Enterrada, tras haber contemplado Rocas de la Isla de Spitsbergen y se dispone a ver más, se encuentra con que no hay más obras. La perplejidad deja paso a la frialdad, pues no es habitual encontrar tan solo dos obras en una exposición artística, y no son obras que conecten especialmente con el público.

Para la obra sobre las rocas, la artista se dedicó a identificar todas las rocas de la Isla de Spitsbergen, creando así un pasado geológico que también hace referencia a los cambios en la geología del lugar sufridos debido a la actividad minera de la zona. Es una reacción a los nuevos planes de explotación minera, dando una visión de futuro sobre lo que allí podría suceder. En la obra de la casa enterrada, se muestra un vídeo donde vemos cómo se derruye una casa (que en realidad es una chabola, construida con materiales de baja calidad) para luego enterrar sus escombros bajo tierra. La intención de la artista parece ser la de crear una reflexión sobre el futuro de la ciudad y sus construcciones.

Podemos observar tanto en estas dos piezas, como en el resto de su trayectoria artística, evidentes influencias de artistas anteriores como Robert Smithson (en su etapa en la que trabajaba sobre las ruinas de Passaic principalmente, ya que Almarcegui insiste en desvincularse del Land Art donde siempre es encajada) o Gordon Matta-Clark. Ambos artistas trabajaban sobre las ruinas y actuando sobre los edificios respectivamente, temas del interés de Almarcegui y que marcaron sus obras. Especialmente Leñera parcialmente enterrada, de Smithson, donde el artista semi-enterró una leñera, haciendo algo similar a lo que Almarcegui ha realizado en su reciente obra.

Ferviente amante de los descampados, la artista pretende reflexionar sobre los espacios de las ciudades, cómo crecen y se desarrollan y cómo los planes urbanísticos van destruyendo espacios libres y naturales como son sus descampados. En cierto sentido se puede hacer una lectura de carácter ecológico sobre sus obras, ya que la artista ensalza la idea de la naturaleza salvaje y en estado puro que (según ella) se encuentra en los descampados. También podemos verlo como una crítica al crecimiento indiscriminado de las ciudades. Pero sobre todo esta artista busca la satisfacción personal y casi “espiritual” que le produce la realización de sus obras. Son proyectos donde se involucra al máximo y donde no importa el fracaso (como no lograr proteger un descampado), sino la satisfacción personal, y de paso la influencia sobre la mente del espectador.


Las reflexiones e intenciones de la artista son muy acordes a los tiempos que corren, ya que nos movemos en una época en la que el auge de construir más y más domina las ciudades y hay que tomar un punto de vista crítico sobre ello. Sin embargo y como ya señalamos, las piezas de Por Debajo quizá resulten al espectador algo frías e indiferentes, carentes de esa comunicación que se establece entre artista-obra-público y hasta de “conexión”. Quizá unas cifras sobre unas piedras y un vídeo de una acción mecánica (que resulta hasta aburrida llegado cierto punto) como es derribar una chabola y enterrarla resulten artísticamente decepcionantes, pero aún resulta peor que el mensaje tampoco cale del todo en el espectador. Así pues, su exposición resulta vacía cual descampado.

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