Un descampado en la galería
Ángela Gutiérrez Palancarejo
Al
contemplar la exposición de la artista Lara Almarcegui, Por Debajo, en la galería Parra & Romero (si es que uno logra
encontrar la galería, escondida dentro de un portal, pasando un patio, con un
mínimo letrero y sin carteles que la anuncien), el espectador queda
sorprendido, pues cuando ve la pieza de vídeo, Casa Enterrada, tras haber contemplado Rocas de la Isla de Spitsbergen y se dispone a ver más, se
encuentra con que no hay más obras. La perplejidad deja paso a la frialdad,
pues no es habitual encontrar tan solo dos obras en una exposición artística, y
no son obras que conecten especialmente con el público.
Para
la obra sobre las rocas, la artista se dedicó a identificar todas las rocas de
la Isla de Spitsbergen, creando así un pasado geológico que también hace
referencia a los cambios en la geología del lugar sufridos debido a la
actividad minera de la zona. Es una reacción a los nuevos planes de explotación
minera, dando una visión de futuro sobre lo que allí podría suceder. En la obra
de la casa enterrada, se muestra un vídeo donde vemos cómo se derruye una casa
(que en realidad es una chabola, construida con materiales de baja calidad)
para luego enterrar sus escombros bajo tierra. La intención de la artista
parece ser la de crear una reflexión sobre el futuro de la ciudad y sus
construcciones.
Podemos
observar tanto en estas dos piezas, como en el resto de su trayectoria
artística, evidentes influencias de artistas anteriores como Robert Smithson (en
su etapa en la que trabajaba sobre las ruinas de Passaic principalmente, ya que
Almarcegui insiste en desvincularse del Land Art donde siempre es encajada) o
Gordon Matta-Clark. Ambos artistas trabajaban sobre las ruinas y actuando sobre
los edificios respectivamente, temas del interés de Almarcegui y que marcaron
sus obras. Especialmente Leñera
parcialmente enterrada, de Smithson, donde el artista semi-enterró una
leñera, haciendo algo similar a lo que Almarcegui ha realizado en su reciente
obra.
Ferviente
amante de los descampados, la artista pretende reflexionar sobre los espacios
de las ciudades, cómo crecen y se desarrollan y cómo los planes urbanísticos
van destruyendo espacios libres y naturales como son sus descampados. En cierto
sentido se puede hacer una lectura de carácter ecológico sobre sus obras, ya
que la artista ensalza la idea de la naturaleza salvaje y en estado puro que
(según ella) se encuentra en los descampados. También podemos verlo como una
crítica al crecimiento indiscriminado de las ciudades. Pero sobre todo esta
artista busca la satisfacción personal y casi “espiritual” que le produce la
realización de sus obras. Son proyectos donde se involucra al máximo y donde no
importa el fracaso (como no lograr proteger un descampado), sino la
satisfacción personal, y de paso la influencia sobre la mente del espectador.
Las
reflexiones e intenciones de la artista son muy acordes a los tiempos que
corren, ya que nos movemos en una época en la que el auge de construir más y
más domina las ciudades y hay que tomar un punto de vista crítico sobre ello.
Sin embargo y como ya señalamos, las piezas de Por Debajo quizá resulten al espectador algo frías e indiferentes,
carentes de esa comunicación que se establece entre artista-obra-público y
hasta de “conexión”. Quizá unas
cifras sobre unas piedras y un vídeo de una acción mecánica (que resulta hasta
aburrida llegado cierto punto) como es derribar una chabola y enterrarla
resulten artísticamente decepcionantes, pero aún resulta peor que el mensaje
tampoco cale del todo en el espectador. Así pues, su exposición resulta vacía cual descampado.
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