Por Belén Lorenz Aguirre
Nada más acercarnos a la galería Moisés Pérez
de Albéniz podemos observar una breve presentación de lo que vamos a
encontrarnos en su interior, nos reciben unos llamativos carteles naranjas,
contrastando con el gris de la galería, que llevan escrito en letras blancas y
negras el nombre de la exposición del artista vasco Txomin Badiola, Capitalismo Anal Capitalism. Ya desde el exterior de la galería el artista
nos presenta su principal idea en esta exposición, el capitalismo y su influencia
en el mundo del arte, como en la actualidad las relaciones empresariales pueden
definir el modelo artístico y pervertir su significado, como otros artistas del
presente Txomin Badiola se preocupa por mostrar en su obra las repercusiones
del contexto político y económico en el que ha sido creada. Ya en el interior
de la galería la variedad de soportes utilizados por el artista nos sorprende,
su obra pasa desde la escultura hasta la fotografía, sus formas pueden
evocarnos algunas de las obras de Jorge Oteiza, otro excelente artista vasco
del que Txomin Badiola está preparando un catálogo al que ha dedicado hasta
seis años de su carrera.
Obviamente el sonido forma una parte muy
importante en el trabajo de Txomin Badiola, como nos muestra su obra Entelequia, en la que no paramos de
escuchar diferentes voces repitiendo la misma frase en distintos idiomas, su
significado se corrompe, lo que genera una gran confusión en el espectador, la
obra pasa de algo escrito a algo recitado que hace que el público realice un
gran esfuerzo para llegar a comprenderlo. La entelequia se refiere a un término
aristotélico que se puede definir como la cosa que tiene fin en sí misma, y que
tradicionalmente en nuestro lenguaje se ha utilizado para designar a aquella
cosa que no puede llegar a existir en la realidad, es una utopía. Además de
esta pieza en la exposición encontramos una serie de obras que están formadas
por placas metálicas con letras grabadas e imágenes impresas que nos trasladan
al mundo de la producción, al circuito del consumo y la perversión. Nos muestra
un arte sometido a unas ideas preconcebidas, un mundo artístico en el que el
artista carece de importancia y que es continuamente criticado y puesto en duda,
nos encontramos en un momento en el que el capitalismo elimina el valor de
aquello que no produce dinero, todo que no pueda ser consumido y convertido en
desechos. Se observa también en la obra de Txomin Badiola una clara importancia
de la forma, lo que podría hacer que relacionemos esta exposición con las
teorías formalistas, predicadas por historiadores como Heinrich Wölfflin,
defienden que las formas de las manifestaciones artísticas tienen vida propia,
son inmanentes a la obra de arte, más contemporáneo a lo que nos concierne es
el estudio de Clement Greenberg, que en su artículo Modernist Painting nos habla del proceso depurativo que atraviesa la
pintura para deshacerse de lo que no le es propio, quedando en última
instancia la forma del soporte y las
cualidades de los pigmentos.
En el caso de esta exposición lo que más
llama la atención es la forma tan subrayada de las piezas, las esculturas geométricas
expuestas como pinturas, con cuadrados y rectángulos que se escapan del
soporte, y sus obras a modo de collage que unen fotografía y pintura con materiales
más pesados que aportan cierto aspecto arquitectónico a las piezas, todo esto
nos habla de un arte sometido por un contexto político-económico muy concreto
que anima al espectador a pensar, a realizar un esfuerzo, observando las obras
con tranquilidad y asimilando los sonidos que transmite Entelequia,
haciéndoles consciente de que el capitalismo hoy en día es el máximo motor del
arte .
No hay comentarios:
Publicar un comentario