lunes, 10 de febrero de 2014

De la barricada a la galería.

De la barricada a la galería.

 Ariel Barile Haedo.

Locked-in syndrome es sin duda una visión de nosotros mismos, otra mirada más hacia un conformismo masivo en torno a  la indignación por la indiferencia social, hacia lo que pasa dentro de la ciudad, pero para una gran  mayoría solo pasa dentro de la pantalla de un televisor. El gijonés Avelino Sala nos invita a reflexionar a través de un ingenioso estilo, en el cual el artista se da el placer de ofrecer una variedad de obras de carácter multidisciplinario.

A través de una vitrina manufacturada, podemos apreciar  piedras pertenecientes a humanos que se enfrentan a esta realidad enclaustrarte, las podemos observar como un material tan ajeno como las piedras neolíticas utilizadas por nuestros antepasados para cazar. La diferencia es que estas piezas,  se utilizaron en los tiempos que corren, para enfrentarse a cernícalos de diferentes Estados, en protestas civiles no autorizadas. Cada pieza con su fecha y lugar de uso, o mejor dicho,  de proyección; posiblemente esta desarraigada conexión con la protesta es la que nos identifique con el  locked-in syndrome, esta visión de la realidad social como personas mudas, sin voto, espectadores de un museo Arqueológico, a el cual refiere el título de la obra.

Por otro lado,  exponer la piedra  utilizada en una manifestación por los Blacks Blocks, es todo un reto si nos paramos a pensar que están en la  prestigiosa galería madrileña Ponce+Robles, ocupando un gran muro  de  una de las dos salas, gran atrevimiento, claro que, respaldado por nuestro contexto social mundial, y porque no decirlo, por la infinita incógnita que genera el  arte conceptual, da pie a múltiples interpretaciones  valorables, sosteniéndose en la construcción de la  idea de qué es, más que en lo que  físicamente aparenta. Y esto me llama a la pregunta, Cui prodest?

Sin olvidar que nos acompaña durante toda la visita a la galería el perturbarte chirrido  con el que Avelino graba en los tradicionales bolígrafos Bic  a modo de chuleta escolar, la Declaración Universal de los  Derechos Humanos, otra cita hacia la clandestinidad a la que están llegando los mismos, quizá nos recuerde con el chirrido que existen, y están siendo violados, y que su existencia quizá sea tan tímida y oculta como una chuleta en un bolígrafo, o tan incomodas para algunos  por lo que se representan mediante este sonido tan sutil. Como no, acompañado del video que emite la fabricación de la obra, está lo obra en sí, la cual se representa en bolígrafos ordenados horizontalmente en una estantería metálica pegada al muro, poseyendo las escrituras que hoy en día nos amparan. Si echamos un vistazo al pasado, y nos situamos en una obra trascendental como es  el Código Hammurabi, cabe la pregunta si el artista nos quiere hacer ver la ambigüedad con la que se sustentan los derechos, pasando desde un colosal bloque de piedra, impartible, inamovible y eterno; a un raquítico, trasparente, portátil, reemplazable y frágil bolígrafo Bic como portador de tan importantes escrituras.

En tanto nos vamos adentrando en la comprensión de lo expuesto, tanto vamos desencrucijando los mensajes que envuelven cada una de las piezas, y la exposición va cobrando forma ordenada en nuestras cabezas, cosa que no ocurre con la información que obtenemos de un vistazo. Una de las principales corresponde a una tradicional capa española, con una inscripción dorada  en la que cita a Descartes: Larvatus Prodeo. La obra cuelga de una soga para recordarnos incómodamente nuestro papel de marionetas, según el autor, aunque la impresión a primera vista sea la de un ahorcado en medio de la plaza, pero en este caso, en  la galería.

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