De la barricada a la galería.
Ariel Barile Haedo.
Locked-in syndrome
es sin duda una visión de nosotros
mismos, otra mirada más hacia un conformismo masivo en torno a la indignación por la indiferencia social,
hacia lo que pasa dentro de la ciudad, pero para una gran mayoría solo pasa dentro de la pantalla de un
televisor. El gijonés Avelino Sala nos invita a reflexionar a través de un
ingenioso estilo, en el cual el artista se da el placer de ofrecer una variedad
de obras de carácter multidisciplinario.
A través de una vitrina manufacturada, podemos
apreciar piedras pertenecientes a
humanos que se enfrentan a esta realidad enclaustrarte, las podemos observar como
un material tan ajeno como las piedras neolíticas utilizadas por nuestros
antepasados para cazar. La diferencia es que estas piezas, se utilizaron en los tiempos que corren, para
enfrentarse a cernícalos de diferentes Estados, en protestas civiles no
autorizadas. Cada pieza con su fecha y lugar de uso, o mejor dicho, de proyección; posiblemente esta desarraigada conexión
con la protesta es la que nos identifique con el locked-in syndrome, esta visión de la
realidad social como personas mudas, sin voto, espectadores de un museo Arqueológico,
a el cual refiere el título de la obra.
Por otro lado, exponer la piedra utilizada en una manifestación por los Blacks
Blocks, es todo un reto si nos paramos a pensar que están en la prestigiosa galería madrileña Ponce+Robles,
ocupando un gran muro de una de las dos salas, gran atrevimiento, claro
que, respaldado por nuestro contexto social mundial, y porque no decirlo, por
la infinita incógnita que genera el arte
conceptual, da pie a múltiples interpretaciones valorables, sosteniéndose en la construcción de
la idea de qué es, más que en lo que físicamente aparenta. Y esto me llama a la
pregunta, Cui prodest?
Sin olvidar que nos acompaña durante toda la
visita a la galería el perturbarte chirrido
con el que Avelino graba en los tradicionales bolígrafos Bic a modo de chuleta escolar, la Declaración
Universal de los Derechos Humanos, otra
cita hacia la clandestinidad a la que están llegando los mismos, quizá nos
recuerde con el chirrido que existen, y están siendo violados, y que su
existencia quizá sea tan tímida y oculta como una chuleta en un bolígrafo, o tan
incomodas para algunos por lo que se
representan mediante este sonido tan sutil. Como no, acompañado del video que
emite la fabricación de la obra, está lo obra en sí, la cual se representa en bolígrafos
ordenados horizontalmente en una estantería metálica pegada al muro, poseyendo
las escrituras que hoy en día nos amparan. Si echamos un vistazo al pasado, y
nos situamos en una obra trascendental como es el Código Hammurabi, cabe la pregunta
si el artista nos quiere hacer ver la ambigüedad con la que se sustentan los
derechos, pasando desde un colosal bloque de piedra, impartible, inamovible y
eterno; a un raquítico, trasparente, portátil, reemplazable y frágil bolígrafo Bic
como portador de tan importantes escrituras.
En tanto nos vamos adentrando en la comprensión
de lo expuesto, tanto vamos desencrucijando los mensajes que envuelven cada una
de las piezas, y la exposición va cobrando forma ordenada en nuestras cabezas,
cosa que no ocurre con la información que obtenemos de un vistazo. Una de las
principales corresponde a una tradicional capa española, con una inscripción
dorada en la que cita a Descartes:
Larvatus Prodeo. La obra cuelga de una soga para recordarnos incómodamente nuestro
papel de marionetas, según el autor, aunque la impresión a primera vista sea la
de un ahorcado en medio de la plaza, pero en este caso, en la galería.
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