Sandra Sáinz García
Locked-in sindrome, no es solo un título, representa la sociedad de hoy en día y el
síndrome de enclaustramiento al que estamos sometidos constantemente como si
fuéramos marionetas del poder. Avelino Salas, a través de diversas técnicas
artísticas con las que plasma sus obras, demuestra que hasta el objeto más
cotidiano puede estar lleno de reivindicación, desde bolígrafos Bic hasta
piedras como representación de una falsa arqueología.
Esta forma de expresión no es nueva, ya lo
vimos a comienzos del siglo XX con las vanguardias, y aunque las técnicas y los
medios no eran los mismos con los que se cuenta actualmente, la finalidad si lo
es. Quizás el arte es la forma perfecta de reivindicación, ya que es visto por
muchos pero entendido por pocos, dejando que cada uno plasme su propia
personalidad y sus creencias en lo que desempeña. Desde que se entra por la
puerta a ver la muestra, el espacio, impolutamente blanco, deja todo el
protagonismo a las obras, tal vez es por eso que llama tanto la atención la
capa negra. Ese contraste tan marcado casi da miedo, enajenada en el aire y
sujeta con una soga, personifica a la perfección la revolución social
existente. Impresas en su superficie la frase que señaló Descartes: Larvatus Prodeo, Avance enmascarado,
como una metáfora de que la sociedad está en constante cambio y, por lo tanto,
las leyes y la política también, teniendo que adecuarse a los tiempos en los
que se vive y siendo inevitable el cambio continuo que esta debe experimentar
sin esconderse debajo de este ente que tanto ha servido para ocultarse durante
muchísimo tiempo. En contraposición a esta obra, La máscara al revés, incita a pensar que todo no es lo que parece,
ya que esta se utiliza para apaciguar a las masas, pero es tanto lo que han
tirado de la cuerda que al final los que penden de un hilo son las grandes
instituciones.
A sí mismo, en Arqueología
de una revuelta, el artista está metido en un juego en el que otorga la categoría
de arte suficiente a una piedra solo por estar expuesta como si de un museo se
tratase. Estas piedras, recogidas de las manifestaciones que se han ido
sucediendo en el mundo, están en contraposición con la obra Sanpietrini, ya que aparta una de estas
y la baña en bronce acompañada de una ilustración de una calzada romana, como
dando a entender que esas piedras, que un día representaron el desarrollo, son
las mismas que se utilizan para pedir otro cambio y avance y no un retroceso
social. Al igual que la serie que nos
muestra la quema de banderas, uno de los pocos actos que más controversias
levanta. El quemar la bandera de tu nación como insignia de resistencia a ella,
y es que muchas veces en vez de acoger se intenta reprimir, por lo que esto se
ha convertido en un símbolo común mundialmente.
Los derechos humanos escritos por Salas con un compás en una serie
de bolígrafos Bic, no solo llaman la atención por la rareza de la obra, sino
porque está haciendo un llamamiento a todos esos valores de la declaración
universal de los derechos humanos que hoy en día apenas tenemos noción de
ellos, ya no solo en un caso concreto sino como un movimiento universal que se
debe de expandir, ya que los cargos que los crearon son los mismos que los que están
acabando con ellos.
La pregunta Cui protest? ,Impresa
en neón, fue expuesta ya por el
artista en Madrid en la muestra que hubo recientemente en el Matadero donde
obtuvo un gran éxito e hizo recapacitar sobre lo comentado ya anteriormente. ¿Quién
gana con esta situación? ¿Se van a seguir escondiendo? Sea como sea, el artista
deja la puerta abierta a todos estos problemas y a una posible solución para
que no nos olvidemos de donde parte todo.
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