domingo, 16 de marzo de 2014

Coreografía del mundo al son de la vida moderna.

Lucía Rúa Pérez

Privando a los demás de la lengua de la ciudad, a todos se le quita la ciudad, les dejan a los demás un Nápoles para pasear o consumir pero no un Nápoles para intervenir, penetrar y gozar. (Gólgota Picnic, Rodrigo García)

Cristina Lucas nos ofrece una muestra en bruto de eso en lo que nos hemos convertido, y la personificación de las parcas que están moviendo nuestros hilos, pero con nuestro consentimiento. Lo expone tal y como fue, con El Capital de Marx como base del proceso, y el resultado físico de éste cuando se deja de la mano del individuo avaricioso, que lo es por naturaleza, o por devenir. La exposición, propuesta desarrollada en el Matadero, Madrid, es un espejo de uno mismo y sus circunstancias, que por ser partícipes de este juego somos uno más de los jugadores, a la vez que creadores y culpables. En primer plano recibimos cuatro imágenes que llevan a pensarse como Los desastres de la guerra del siglo XXI, seguido de una llamada de atención a las bases de todo ello con los escritos de Marx, y de ese capital del que disponíamos para llevarlo a cabo. La otra parte de la exposición, Capitalismo filosófico, ejemplifica cómo lo hemos abordado. Saldremos de ese antiguo frigorífico penumbroso preguntándonos ¿en qué nos hemos convertido? sabiendo que no podemos escapar, solo revolvernos y buscar nuestro camino para intentar (que no conseguir) escabullirnos entre la decadencia del individuo. 
El arte se ha vendido a la belleza, que a coronado el podium del desastre, de la mano del miedo. Hemos hecho de la dominación del espacio, el cual en esencia no nos pertenece, nuestro distintivo social, donde la justicia son palabras no siempre escudo de los hechos, y donde el dolor se anestesia con fármacos y la verdad la igualamos a la mentira, y la permitimos, hasta creer poder definir la vida, y buscar comercializar incluso con la muerte. La moraleja me llega de la mano de Esperanza Gracia, la super estrella de la televisión actual, que  autoafirmándose como una pensadora de nuestros tiempos ofrece una frase para la historia, hablando del peso de la muerte y nuestra visión sobre nuestro paso por la vida: “to let yourself to dance with the life”. Ou Yeah. “Hemos venido a morir”, añade la fundadora de la empresa que crea diamantes de tus cenizas. “Las drogas para la serotonina... es el gran invento para el ser humano..el Prozac”, alimento de nuestras mentes, condicionadas por el miedo como “el botón del pánico”, según Héctor Galván, que añade “sin miedo no hay dinero”, o el cómo se han hecho dueños de nuestro paso libre por la vida. 

Cristina Lucas ofrece un gran trabajo documental, circular, muestra de este lugar en el que el hombre de hoy en día se encuentra encerrado. La cuestión es que aceptamos esas cadenas. Aunque nos creamos independientes, dueños de nuestro futuro, no tenemos acceso al candado, ni tenemos la llave, por lo que parece que lo único que podemos hacer es, o bien cerrar los ojos y pensar “pues no estamos tan mal”, convenciéndonos de que esto es evolución, de que “mira como estaban nuestros abuelos, aquello no era vida”, o bien aceptar incomodarnos y retorcernos a ver si conseguimos escaparnos, pero aún conscientes de que no vamos a llegar a dicha meta, el hecho de estar intentándolo será una motivación lo suficientemente digna como para empeñar nuestra vida en ello. La exposición puede resultar un jarro de agua fría, nos desvela, algo que supone de vital necesidad para todos y cada uno de los jugadores de esta gran partida. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario