Rebeca Gonzalo
El arte como protesta social es algo que ha estado
presente en la historia desde mucho tiempo atrás. El arte ha sido siempre una
forma de plasmar la historia y la vida. Los artistas vanguardistas ya emplearon
el arte como un “arma” para luchar contra la sociedad de su tiempo.
De la misma manera, Avelino Sala, un artista,
escritor y filosofo, a través de sus obras expuestas en la galería Ponce+Robles
de Madrid, en una exposición titulada Locked-in
Syndrome, invita al espectador a pensar y ser consciente del momento en el
que se encuentra nuestra sociedad actual. El propio título de la exposición
alude a la incapacidad del ciudadano para reaccionar ante lo que está ocurriendo
a su alrededor, siendo consciente de los distintos cambios sociales y
económicos de nuestra época pero sin hacer nada al respecto.
De esta forma, empleando sus obras para hacernos
reaccionar, vemos como este artista, en una de las obras centrales de la exposición,
crea a través de un objeto cotidiano como es un bolígrafo Bic, una de las obras
que más llaman nuestra atención. Mediante el uso de la punta de un compás, el
artista graba en un total de cuarenta bolis Bic la Declaración de los Derechos
Humanos, unos derechos que en la actualidad parecen haberse olvidado, unos
derechos que existen y sabemos que están ahí, pero que apenas parecemos
recordar. Esta obra aparece acompaña de un vídeo en el que vemos como el
artista graba en cada boli cada uno de esos derechos, con un sonido que hace
que el espectador no se quede indiferente.
Pero esta no es la única obra que llama nuestra
atención, de hecho todas las obras que aparecen en la exposición son una
llamada a nuestro pensamiento. De la misma manera, y como si de una vitrina
museística se tratara, el artista expone una serie de piedras que han sido
arrojadas en distintas manifestaciones de todo el mundo a las que llama “Arqueología de la revuelta”, unas
piedras que a simple vista parecen únicamente objetos de contemplación, pero
que como una gran cantidad de obras de arte tienen mucho más que decir y
guardan una parte de la historia detrás de cada una de ellas.
A partir de otra obra realizada en neón, y
continuando en la misma línea, Avelino Sala nos hace la siguiente pregunta Cui protest? (¿Quién se beneficia?),
haciéndonos reflexionar, como con el resto de las obras, sobre quién se
beneficia en cada momento o en cada acto. Una obra que vimos ya a principio de
este mismo año y finales del pasado en el Matadero de Madrid.
Y pensando aún en la respuesta a esa pregunta nos
encontramos con otra obra La máscara al
revés, que unida a otra de las piezas centrales de la exposición, una capa española colgada de una toga y con
un bordado en letras doradas donde podemos leer: Larvatus Prodeo (Avance
enmascarado), la famosa frase de Descartes que aparece en una de las cartas del
filósofo, nos lleva a esa idea de que realmente todo es manipulable, y de que
quizá es hora de desenmascarar a todos aquellos que con gesto amable y
ocultando su verdadero rostro bajo una máscara solo tiran de los hilos para que
actuemos como marionetas.
Y así, Avelino Sala, empleando casi todas las
disciplinas en su exposición: pintura, escultura, fotografía, etc, nos hace
abrir los ojos y reflexionar sobre el momento actual en el que nos encontramos,
nos hace ser conscientes de nuestra historia más reciente para que reaccionemos
y de alguna forma, no volvamos a cometer los errores del pasado y podamos
cambiar nuestro futuro.
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