miércoles, 19 de marzo de 2014

Ariel Barile Haedo.

Desmontando al poderoso caballero.


Cristina Lucas (Jaén 1973) nos invita a elaborar un concepto o una idea, sin tener en cuenta la disciplina que lleva a cabo, o la técnica mediante la cual se explaya; ella no está interesada en considerarse virtuosa de ningún estilo en concreto, ni de ninguna técnica, crea así un estilo propio que si cabe, se  caracteriza por un efecto sorpresa compositivo. Su interés radica en el mensaje que mediante estos múltiples medios nos quiere transmitir, en este caso,  el tema y título de la exposición es El Capital, hace mención a la obra de Karl Marx, y unificando en conjunto el sentido de sus obras.
En una nave diáfana y oscura del antiguo matadero de Madrid, nos expone el conjunto de  sus obras con un carácter frío y oscuro que nos envuelve durante la visita. El vínculo de las obras, es el sistema en sí,  presidido por  el control  del poderoso caballero, que llega a introducirse en todos los ámbitos, incluso en aquellos que consideramos alejados de la economía capitalista, como pueden ser los valores, o los sentimientos, virtudes… mediante los cuales Cristina hace una “radiografía” para desenmascarar su cara más frívola, el verdadero interés que hay detrás de las instituciones varias, maquilladas mediante el moderno márqueting. Presentando todo mediante nueve proyectores, en los que nos hablan los profesionales de cada campo en particular, nos deja a nuestro juicio observar la evidencia que resalta al unir todos estos discursos que ella elige exponer.
            Las obras nos hablan de una contradicción que inocentemente se podría tildar de  invisible, pero que ante los ojos que quieren verla se hace notoria, una demostración más de la antigua batalla en la  que  la realidad  venció a la ficción,  demostrada por Lucas en el astronómico precio que adquiere la obra que  despierta el espíritu anticapitalista por antonomasia. Titulada como “Plusvalía”, la esencia de la obra habla sobre la no interpretación actual del manuscrito de  Karl Marx El capital, y la contradicción  genera  dolor de ojos, tanto como la caligrafía del ilustre e intachable pensador de Marx.
            Manteniendo la línea de dolor de ojos, nos abre las puertas de la exposición con una sucesión de imágenes fotografías colocadas en paneles lumínicos que chocan a la vista, pero que en su trasfondo mantienen el mismo lenguaje de contradicción, mediante el cual se puede entender la exposición. La exhibición de objetos de alta gama del lujo, compartidos por una “cómica” multitud oriental, remueve nuevamente la secular diferencia de clases en la que aceptamos vivir, en la que  las hormigas obreras quizá, algún día y mediante cuantiosos sacrificios vitales, puedan  vivir durante un segundo en la comodidad de la hormiga reina.
 El capital es el idioma mediante el cual hoy nos entendemos todos seamos del país, lugar o cultura remota a la que pertenezcamos, el capital es el único capaz de levantar la voluntad de enemigos y de amigos, el poder del mismo y su entendimiento, nuevamente presentado a través de obras con una carga descifrable para aquellos que quieran sumergirse a hacerlo. Una vez entras en el juego del poderoso caballero es difícil reeducarse, pero quizá, cuando este bulo de papeles con caras de presidentes estalle y no de más de sí, nos replanteemos la escala de valores en la vida, esta utopía suena hasta ironía, casi subrreal, como  tres chicas compartiendo un par de zapatos de la prestigiosa firma Manolo Blahnik, a la vez.






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