lunes, 3 de marzo de 2014

Las cosas que posees, te poseen

Nerea Prado

El capitalismo es un fenómeno económico que no deja indiferente a nadie. Ya desde sus comienzos muchos han sido sus defensores y detractores. Su eficacia está en parte sustentada en la publicidad, un "arma" creada para generar en el público necesidad sobre ciertos objetos, que aparentemente mejorarán su estatus social. El problema aparece cuando la publicidad es tanta y tan continua que el individuo ni siquiera es consciente de que la percibe, ni de su artificialidad, y se genera un estado de ansiedad por no "estar a la última", empeñando en ocasiones un dinero que no se tiene para convertirse en algo que no se es.

Esta es parte de la reflexión de Cristina Lucas, al menos en lo tocante a los vídeos agrupados bajo el título de Capitalismo Filosófico. Aquí utiliza el vídeo, un medio muy actual y propio de la publicidad para reflexionar sobre ella y las necesidades creadas por el capitalismo. Tratando temas que suelen importar a la sociedad como la belleza, la seguridad, la vida e incluso la muerte, revela la artificialidad de un mecanismo que nos vendería hasta a nuestra propia madre y que se atreve a frivolizar y sacar provecho económico de un suceso tan importante como es la muerte de un ser querido. Esa necesidad creada por el capitalismo hace que nunca tengamos suficiente, porque los productos novedosos aparecen con mucha rapidez. Si como individuos y como sociedad no tenemos criterio, mientras tengamos dinero en la mano alimentaremos a un capitalismo voraz basado en las apariencias. Esta idea también está presente en el conjunto de obras agrupadas bajo el título El Superbien Común. Esta vez se trata de fotografías que recuerdan bastante a las de las revistas o carteles publicitarios, en las que todo el mundo parece estar feliz disfrutando de una vida lujosa. El problema es que parece tan fácil y el individuo es en ocasiones tan soberbio que lo quiere todo, y no va a ser menos que nadie. Ropa cara, coche caro, vida despreocupada... Sólo una niña evidencia en ciertas fotos la falsedad de lo que allí se está mostrando, el descontento ante la frivolidad, la banalidad y la necesidad de aparentar. ¿Será que aún existen mentes que no se han dejado engañar?

En definitiva, es una forma de intentar decir que el ser humano cada vez se preocupa más por las cosas materiales y por las apariencias que generan para otros seres humanos, a pesar de que ha habido muchas personas antes que Cristina Lucas que se han esforzado por mostrar que si con todo lo que tenemos no somos felices, con todo lo que nos falta, tampoco. Que las vidas de película en las que todo el mundo es guapo, rico y respetado sólo duran dos horas. Sin embargo, a pesar de la reflexión que trae consigo, es necesario destacar que no todo en la exposición ha sido positivo. No es desconocido que el espacio influye en las impresiones que nos llevamos y la falta de luz y la superposición del audio entre unos vídeos y otros aumentaban la sensación de agobio e incluso cierta desorientación, no sé si accidentalmente o como parte de una estrategia metafórica para hacer ver que el capitalismo y la publicidad nos tienen desorientados.

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