domingo, 9 de febrero de 2014

A vuestros ojos

Sofía Corrales

Es curioso ver cómo una sociedad se desborda sobre sí misma. Cómo se llena el vaso, y el agua, o el fango, rebosa y cae. Avelino Sala parece recoger los escombros de esa sociedad en la  muestra  Locked In Syndrom. La exposición, formada por un conjunto multimedial de piezas,  parece ser los restos del derrame puestos en bandeja.

 En 2010 comienza a componer la primera pieza, Arqueología de la revuelta. Una colección de piedras colocadas en una vitrina con una procedencia en común; las revoluciones sociales que nos han sacudido en los últimos años. La primavera árabe, la explosión del 15m español, las protestas en Brasil, las revueltas de Wall Street. La fecha  y lugar de cada una  están señalados en cartelas, pero la mayoría datan del 2010. Este mismo procedimiento es el que sigue en la obra Sanpietrini; como testimonio de las manifestaciones que presenció en Roma, un adoquín vaciado en bronce y unos dibujos en grafito vuelven a dirigir la atención a las revueltas, o al descontento que las originan.
Una colección de bolígrafos Bic se suma a la fiesta. Vuelta al colegio; a modo de chuleta, Avelino Sala graba en todos ellos, con un punzón, la declaración universal de derechos humanos y los coloca uno al lado de otro. Como ofreciéndonoslos,  señala directamente que los hemos olvidado y que necesitan ser recordados de esta manera, que no deja de ser trampa. Cuidado que te pillan.

 Este mismo cuidado, esta misma ocultación, es la que proporciona la capa castellana que cuelga del techo en mitad de la sala, en cuya espalda se lee la frase Descartiana Larvatus Prodeo. (Avance enmascarado). La clase de poder, cuya corrupción y ocultamiento es blanco constante en su obra, sigue sujetándose en el peso de la tradición. Sala señala esto con el uso del latín, nuestra lengua madre, una segunda vez;  en las letras de neón que forman la pregunta Cui Prodest (¿Quién se beneficia?). En tela de juicio, sin duda, la ética de los políticos. Más; Retratos de personas que participaron en el 15m. Una serie de fotos en torno a idea de la quema de la bandera. (Acto que aprovecha para minimizar con el pequeño tamaño y las esquinas redondeadas de los marcos). Las obras que presenta no dejan de ser pruebas de algo que ya no existe más pero que se caracterizó por su intensidad y potencia.

 Si hay un suelo común en el conjunto es la sensación de tetraplejia o incapacidad de movimiento.  La muestra es estática, no propone salida sino concienciación,  no es una alternativa sino mera denuncia. Podría parecerse al álbum de fotos que todo viajero realiza al regresar del viaje, pero  Sala sólo lo forma como  prueba del desastre.  Recrea, a partir de un lenguaje de signos, la red en que nos vemos encajados por los sistemas de poder, para hacerlo un poco más visible a nuestros ojos, o quizá sólo más llamativo, porque visible desde luego que ya es.  Alberto Greco decía que la función del  artista no es crear, sino señalar con el dedo al punto  que debemos mirar.  Avelino secunda y encarna sin duda esta afirmación.  Quizá es pesimista lo que nos trasmite, pero es  positiva su intención última, veo un pelín del luz al final del todo.


Avelino Sala cree que un cambio es posible a partir del arte. Cree en su poder para avivar una toma de conciencia y de postura; y pone en la mesa con temas que, si bien no son los más alegres, necesitan de uno o varios debates  más antes de ser abordados. Nos enfrentamos, delante de estas piezas, a los restos de lo que sucede. Con la rapidez de un directo,  fósiles de la actualidad nos incitan firmemente a una necesaria reflexión.

No hay comentarios:

Publicar un comentario